Parábola de la higuera estéril, Lc 13:6-9  

Lc 13:6-7 “Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?”.

Hermosas palabras del Señor Jesús con amor y firmeza les ilustra con esta parábola que el mensaje de arrepentimiento no era para los extranjeros, sino para ellos. Al ser conocedores de las Escrituras, seguramente reconocieron la imagen de la parábola de Isaías 5:1-7. Y la enseñanza no solo iba dirigida a la nación de Israel, sino que se refería a un grupo importante del pueblo de Israel: los líderes de la nación. Ya que la higuera representaba prosperidad y seguridad (1R 4:25; Mi 4:4 y Zac 3:10) se esperaba que pudieran ofrecer frutos al dueño de la viña. Pues llevaba tiempo esperando los frutos y se terminaba el tiempo para este tipo de árbol, en base a Levítico 19:23-25 los primeros tres años no se debían comer los frutos de los árboles, el cuarto se consagraba a Dios y hasta el quinto año se recogían los frutos; por lo que se deduce que esta higuera ya tenía más de ocho años y no producía algo.

Para Meditar: Es notable el respeto de Jesús hacia los líderes de la nación. En la parábola les dice que la higuera estaba plantada en la viña de aquel hombre. Les menciona que son sujetos de juicio ya que pertenecen a la nación de Dios y fueron colocados en esa posición privilegiada por él.

Aunque Jesús no simpatiza con las opiniones, teología y prácticas de los líderes no se sirvió de eso, ni de su propia autoridad para atentar contra ellos. Una gran muestra sobre cómo debemos respetar a nuestros líderes y consiervos designados por Dios.

“…córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?” impresionante la decisión del dueño de la viña, la razón de esta decisión, se encuentra en la expresión, ¿Para qué inutiliza la tierra? El dueño se ha cansado de esperar el fruto.

Qué palabras tan duras para los líderes de la nación. Jesús les dijo por medio de esta parábola que el juicio de Dios, sobre ellos era inminente, debido a su pecado. Y fue más severo al advertirles que serían desarraigados de la viña y de la tierra del amo. Lo cual, como se sabe, ocurrió a partir del año 70 y se prolongó por dos mil años.