Parábola de la moneda perdida, Lc 15:8-10

Lc 15:9-10 “9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. 10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente".

Igual que en la parábola de la oveja perdida, Jesús hizo hincapié una vez más sobre el gozo. La mujer en la parábola, que reunió a sus amigas y vecinas para compartir su alegría, se vuelve una imagen perfecta para ilustrar el gozo experimentado “delante de los ángeles de Dios” cuando un pecador se arrepiente. Existen por lo menos tres aplicaciones sobre esta parábola que podemos aprender: Primero, como ya lo habíamos comentado antes, todos los hombres tenemos un mismo valor ante los ojos de Dios, por lo cual Dios busca al perdido, aunque ya existan otros en la grey; segundo, que su búsqueda, motivada por el amor, es incansable y recorrerá hasta lo último de la tierra para salvar a los hombres (Mt 24:14) puesto que “no quiere que nadie se pierda” (2 P 3:9); y tercero, que la alegría de ver a una persona restaurada es suficiente motivación para seguir buscando a los perdidos. Hombres restaurados, mujeres sanadas, familias reconstruidas y jóvenes dándole la espalda al pecado son motivo de gozo, y deben ser suficiente motivación a los cristianos, para seguir compartiendo el mensaje de salvación.