Ocasiones de caer, Lc 17:1-4

Lc 17:3“Mejor le fuera que se le atase una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de los pequeñitos"

Dios se preocupa por cada uno de sus hijos y da una indicación precisa: cuidarnos. Cuando se reciba una herida hay que curarla porque las rencillas, la traición y los malos entendidos lastiman al alma. Generalmente los pecados cometidos contra el hermano son: robar, decir falso testimonio, codiciar, adulterar, deshonrar a los padres (Ex 20:12-17); en este caso, Jesús le pide al que ha sido dañado que sea diligente (Dt 4:9,15,23) sintiendo el temor de Dios dentro del corazón (Lc 21:34) y evitando toda raíz de amargura que pudiese contaminar el alma (Heb 12:15).

La serie de acciones que el Maestro solicita son en sí mismas un proceso de sanidad de las relaciones interpersonales. ¿Por qué reprender al que ofende? La comunicación es parte vital de este proceso, alguien tiene que dar el primer paso para resolver los conflictos y en este caso el Señor pide que sea el ofendido, ya que muchas veces el ofensor puede llegar a no darse cuenta de la magnitud del daño que ha causado. Al razonar con él, el lastimado evita participar o aumentar más el pecado; además desde el punto de vista del ofensor es mejor: “Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo” (Sal 14:15). Una vez reprendido, el ofensor se puede dar cuenta de su error (Pr27:5) y dar paso al arrepentimiento.

“Arrepintiere” es una acción que realiza el ofensor que significa cambiar de actitud, cambiar de manera de vivir. El reino de los cielos se acerca al que se arrepiente (Mt 3:2; 4:17; Lc 13:3,5 15:7,10). Es la forma de conseguir el perdón y que el ofendido se olvide de lo que le hicieron (Hch 3:19; 8:22; Ap 3:19; Mt 3:8).

Por último, en el caso de que el ofensor entienda y acepte su culpa arrepintiéndose de su acto, el ofendido debe perdonarle. Este es el objetivo final que dio inicio a este proceso. Reprender a alguien por cualquier otra razón que no sea lograr su arrepentimiento, y poder perdonarle, restaurando así la relación, no tiene sentido ni razón de ser para Jesús. ¡Qué difícil es borrar una deuda! En el Padre Nuestro Jesús habla del perdón que damos a los que nos ofenden y de la misma forma el perdón que el Padre celestial nos otorga (Mt 6:12, 14,15; Ef 4:31-32; 2 Ts 3:13,14). Santiago añade: Si alguno hace volver a su hermano del error de su camino, le librará de la muerte y cubrirá multitud de pecados (Stg 5:20).

Nota de carácter ético: Seis de los diez mandamientos hablan sobre la convivencia social, los cuales si se respetan, traerán paz y armonía a la vida. Es importante entonces aprender a perdonar, por el bien de las relaciones humanas que nos acercan a familiares, creyentes y compañeros de trabajo.