El creyente cuenta con la valiosa ayuda del Espíritu Santo para vivir con templanza, paciencia, bondad, amor y mansedumbre para perdonar a los que ofenden. Mateo, escribiendo la respuesta de Jesús a Pedro, cuando le pregunta sobre cuantas veces debe perdonar le dice: “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mt 18:22). Pedro había dicho, ¿Hasta siete? Porque el siete tenía un simbolismo entre los judíos en cuanto al perdón, les indicaba que debían seguir perdonando siempre.
No es fácil para el que ha sido lastimado otorgar el perdón, mucho menos cuando la persona que ha causado el mal no se arrepiente genuinamente; pero si lo hace, no importa los deseos de venganza que pudieran surgir del corazón, debe perdonársele. Jesús cambió el himno de venganza de Lamec registrado en Génesis 4:24, por uno de perdón que debieran entonar sus seguidores. No hay límite, cuántas veces se pida perdón, se debe perdonar.
Para meditar. El manual del discipulado de ECCAD registra: “Quizá nada tenga el poder de sanar las relaciones como lo hace el perdón. Mientras que otros recursos pueden ayudar a mejorar las relaciones, el perdón las sana”
Para meditar: El manual del discipulado de ECCAD registra: “Quizá nada tenga el poder de sanar las relaciones como lo hace el perdón. Mientras que otros recursos pueden ayudar a mejorar las relaciones, el perdón las sana2”
2 PÉREZ VILLANUEVA A., Manual de Discipulado y Grupos Familiares, ECCAD, México, D. F., 2003 p.6