Estos dos versículos presentan un dramático contraste entre la actitud hostil de los líderes del pueblo hacia Jesús y la actitud del pueblo. Por un lado, los líderes judíos procuraban matarle, es decir, ya habían determinado eliminar a Jesús pero no encontraban el momento preciso para hacerlo. El verbo procuraban indica una acción continua de los líderes judíos.
Por otra parte, Lucas señala que el pueblo (Gr. Laós) al igual que las multitudes que le seguían, no se mostraban hostiles hacia Jesús, por el contrario, estaban suspenso oyéndole, es decir, estaban literalmente “colgados o pendientes de sus labios” escuchando sus enseñanzas por la sabiduría y autoridad con que les hablaba.