El octavo día era el marcado por la ley Mosaica para la circuncisión (Gn 7:12), San Pablo también fue circuncidado al octavo día (Fil 3:5). La costumbre era llamar a los niños por el nombre del padre (aquí nace la costumbre en la religión católica de bautizar a los niños pequeños, en realidad mal entendida, porque no es lo mismo circuncisión que bautismo, ya que el bautismo es un acto que con pleno uso de razón lleva a cabo la persona adulta).
Elisabet afirma que no, que se llamará Juan “lleno de gracia” Los vecinos y parientes no estaban muy convencidos, querían que llevara el nombre del padre, como un honor por haber recibido hijo en su vejez.
Entonces fueron y a señas le preguntaron cómo quería llamar al bebé, Zacarías viendo la profecía cumplida escribió en presente “Juan es su nombre” Su asombro fue grande porque él no escuchaba, ni hablaba y respondió lo mismo que su esposa.