Un hombre que tenía espíritu inmundo, Lc 4:31-37 (Mr 1:21-28)  

Lc 4:31-37 “Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. 33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, 34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. 36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? 37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.” 

El ministerio de Jesús fue itinerante, como lo anota el evangelio de Mateo 9:35. (Ver nota más amplia en Mr 1:21-28) Por dichas razones, Lucas hace referencia a la llegada de Jesús a Capernaum, que se convirtió en su cuartel general. De aquí salía para visitar los pueblos y regiones de Galilea en compañía de sus discípulos compartiendo el mensaje del evangelio de Salvación. Les enseñaba en los días de reposo en sus sinagogas, sin embargo hay que hacer notar la autoridad con la que Cristo enseñaba, su autoridad no era institucional y carismática. No lo escuchaban porque era el sumo sacerdote en turno o un líder religioso cualquiera. En Mr 1:22 la narrativa es más explícita. La comparación con los escribas, verdaderos expertos de la enseñanza, debió de haber calado hondo en el imaginario colectivo presente; se percataron que los encargados de la enseñanza eran estériles y magros en sus resultados, no había fruto en los corazones de sus oyentes, todo era mera formalidad, no había cambios en los estilos de vida.

Al mismo tiempo, Jesús fue un experto en la práctica pedagógica y andragógica para enseñar las verdades eternas del evangelio. En su didáctica general, Jesús siempre buscó métodos y técnicas para mostrar y aplicar sus enseñanzas a la vida diaria, de tal manera que aun en nuestros días, sus métodos son usados con una alta efectividad, como la parábola y la metáfora. Pero sin duda insustituible para su ministerio de enseñanza fue la comunión diaria con el Padres, la llenura y el poder del Espíritu Santo.

Nota controversial: La teología se puede estudiar por áreas, una de ellas es la angelología, la cual estudia el origen y trabajo de los ángeles. Por principio se puede decir que los ángeles son seres creados por Dios al igual que la raza humana. Así mismo, al ser creados no deben ser adorados, sino reconocidos dentro del ámbito de lo que enseña la palabra de Dios. (Heb 1:13-14)..

De ahí que los ángeles sean seres particulares que adoran y acatan las órdenes de Dios. Sin embargo no todos fueron obedientes ni sumisos a la autoridad divina y desde antes de la creación se revelaron, convirtiéndose en demonios rebeldes, agentes de Satanás para ejercer dominio y engaños en las mentes de los hombres. Por eso cuando Lucas describe la presencia de un hombre en plena reunión en la Sinagoga “…que tenía espíritu de demonio inmundo…”, demuestra la actividad propia de los demonios y la reacción de éstos a la palabra enseñada con autoridad y a la sola presencia del Señor Jesucristo. Por cierto, Jesús no anduvo buscando endemoniados, pero donde se los encontraba simplemente éstos tenían que salir huyendo, como describe este pasaje: “…el cual exclamó a gran voz, diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres…”

Sumando, la expresión de la comunidad presente: “¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?” muestra el impacto mediático que causó el ministerio de liberación de Jesús. El resultado natural de tales actos fue la fama extendida que Jesús empezó a tener y la comprobación poderosa que el reino de los cielos se había acercado de forma palpable a una nación necesitada de liberación, enseñanza y de un pastoreo cercano para que ellos pudieran identificar realmente que el ministerio de Cristo venía directamente del cielo, como el mismo Jesús lo describió en Mateo 12:28: “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios”.