El juzgar a los demás, Lc 6:37-42 (Mt 7:1-5)  

Lc 6:37-42 “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. 38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. 39 Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? 40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro. 41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano." 

La instrucción que Jesús da a sus discípulos en este pasaje, toma el carácter de mandatorio, lleva el sentido de dar dirección entre las relaciones entre hermanos en la fe. La condenación y la crítica mordaz entre hermanos en la fe siempre será un testimonio inadecuado para el reino de Dios y su iglesia. (Ver nota en Mateo 7:1-5)

Nota de carácter ético en Santiago 4:11-12 se enfatiza:“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?”. De ahí que, cuando alguien emite un juicio con un corazón dolido o sin conocimiento de causa, lo más probable es que dañe la integridad y el testimonio de la persona a la cual se le está acusando.

Para meditar: Entonces, Jesús pone está antítesis al oponer las ideas de la condenación y el perdón a la del dar y recibir, la de medir y ser medido para la toma de conciencia en el actuar de sus seguidores. No se puede decir que es fácil el modelo de conducta que Jesús presenta en este pasaje, pero él mismo da las pautas para que esto sea posible. La promesa de su presencia en la vida de sus seguidores, la guianza del Espíritu Santo como el consolador y el principal maestro para todo aquel que necesite de este poder; y por supuesto, el manual de vida por excelencia: las sagradas escrituras, como una guía segura para llevar a buen puerto las relaciones interpersonales que en ocasiones son tan difíciles de sobrellevar.

Una de las enseñanzas más recurrentes de Jesús fue sobre la humildad, por lo tanto, cuando él dice: “… El discípulo no es superior a su maestro;…”, les está recordando a sus discípulos que nadie puede ni debe enaltecerse sobre otra persona y en Mateo 23:10-12 Jesús instruyó: Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros sea vuestro siervo, porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Entonces, ¿cuál es el desafío de todo seguidor de Cristo? Ser lo más parecido a su maestro Jesucristo, seguir madurando y creciendo en el conocimiento de la palabra de Dios y la práctica diaria del discipulado. Atender también la enseñanza de Efesios 4:13: “… hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;…”