Los mensajeros de Juan el Bautista, Lc 7: 18-35 (Mt 11:2-19)  

Lc 7:29-30 “Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan. Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan”. 

El pueblo y los publicanos: Era como si dijeran: El vulgo y los cobradores de impuestos a favor de Roma, se les consideraba colaboracionistas y traidores, simplemente eran odiados con todo el permiso de los religiosos. Cabe señalar que el Maestro había reclutado a Leví (Mateo) quien era publicano (Mr 2:14) y a Simón el Cananista (Mt 10:4) entre los doce. Los menospreciados, abrazaron el mensaje y hasta se bautizaron. Siempre hay esperanzas para todos, de poder cambiar para bien.

Los fariseos e intérpretes de la Ley: conocían muy bien las Escrituras, pero al igual que algunos intelectuales, no percibían las cosas espirituales. Este grupo de religiosos no quisieron bautizarse. Dice Lucas que “desecharon los designios de Dios para con ellos”.

Nota Doctrinal: “designio, voluntad, consejo, acuerdo.” La voluntad de Dios fue desechada por la voluntad del hombre y, al igual que Adán, es el ser humano quien acepta hacer la voluntad de Dios o la rechaza. El libre albedrío es una piedra angular en la teología, dependiendo de si se acepta o no, se definen un sinnúmero de doctrinas importantes alrededor. El texto es sumamente impresionante, pues enseña que Dios quería el acercamiento de esta gente y ellos no quisieron obedecer este designio, una muestra de las absurdas decisiones del hombre. Los que rechazaron el bautismo de Juan se equivocaron, erraron en ello, eso es lo que afirma Lucas en esta digresión.