Se escucha el grito de quien ve a su castigador venir al fin contra él. El hombre se postró, quizá debe decirse: los demonios dentro del hombre se postraron ante el único que merece gloria. Esta reverencia nos hace recordar Filipenses 2:10: “ que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla”. Este miserable individuo según Marcos 5:5 se hería con piedras y de noche y de día, se la pasaba gritando, no dormía, estaba atormentado por una legión.