El Señor hace un resumen fatal de lo que iba a hacer en Jerusalén y se oye tan macabro que deja en silencio a los doce por un momento: Padecer muchas cosas. Como nadie jamás ha sufrido, ser desechado por los ancianos. Los líderes lo descartarían como Mesías. Ser desechado por los principales sacerdotes, la religión lo rechazaría. Ser desechado por los escribas. Ser muerto, resucitar al tercer día. La victoria más grande que el mundo y el universo han conocido jamás.