Jesús anuncia su muerte, Lc 9:21-27 (Mt 16:21–28; Mr: 8.31-9:1)  

Lc 9:25-26 “Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? 26Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles".  

Si hubiera un tremendo líder que conquistara al planeta entero, pero se destruye a sí mismo, ¿qué provecho obtuvo de todo ello? Mateo 16:26 añade en este pasaje que Jesús dijo “si perdiere su alma”, entonces es totalmente comparable el alma humana a todos los bienes materiales del planeta. En la antigüedad hubo grandes conquistadores que “ganaron el mundo” entonces conocido. Nabucodonosor, Darío, Alejandro el Grande, pero ¿qué poder tuvieron para salvar su alma? A la postre, todos los poderosos y débiles tendrán que dar cuentas al Dios Todopoderoso, pues alma tienen y ella necesita salvarse.

Para meditar: Lo peor, nos dice el texto, es avergonzarse del Señor, es decir, echarse para atrás, renunciar a la fe. Pedro se retraía cuando llegaban los de la circuncisión y se avergonzaba (Gá 2:12), lo cual, Pablo, dice que es digno de condenar. Muchos se vuelven apóstatas por temor a la espada, o al despojo, quizá por amor al dinero y a este mundo como le pasó a Demas (2 Ti. 4:10) y cuya consecuencia nos advierte el Señor en este pasaje. El que nos defiende se avergonzará de aquellos que se avergonzaron de él. Se escucha redundante en el texto pero se oirá peor en el juicio final. Seguir adelante, es un requisito indispensable para todo el que pretende ser un verdadero seguidor de Jesús.