Los que querían seguir a Jesús, Lc 9:57-62 (Mt 8:18-22)  

Lc 9:57-58 “Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 58Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”.  

Mientras Jesús hacía su éxodo personal a Jerusalén un hombre le dijo: “te seguiré adondequiera que vayas”. Semejante es a aquellos que dicen “quiero servir al Señor” pero lo que quieren son los beneficios del ministerio. No se señala con esto, que en el ministerio todo debe ser un voto de pobreza, puesto que Pablo afirma que: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Fil. 4:12-13). Este hombre que se ofrece recibe un golpe a sus aspiraciones: “los animales tienen morada, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza”, tristemente ya no vemos la insistencia del hombre aspirante a apóstol, aparentemente su “adondequiera” no incluía la pobreza y desaparece para siempre de la historia.

Para meditar: ¿Quiénes quieren seguir a Jesús?, ¿los dignos o los indignos? A veces Jesús llamaba a pescadores de mal habla, o a cananistas guerrilleros, o a publicanos; el paradigma que eligió es indescifrable, sólo se puede saber que Dios mira el corazón. Hoy día muchos se llaman “apóstoles” y nada tienen de ello, nunca han fundado iglesias, pero se agencian muchas bajo sus “redes”. El Maestro no tuvo donde poner su cabeza pero estos falsos apóstoles hablan sin temor, tratan de enriquecerse a costa de ciertas habilidades o dones. ¡qué diferencia con el amoroso Jesús de Nazareth que siendo rico se hizo pobre por nosotros!