Maldición de la higuera estéril, Mr 11:12-14 (Mt 21:18,19') 

Mr 11:12 “Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre” 

Nota doctrinal: regresando a Jerusalén, al día siguiente de la entrada triunfal, Marcos nos explicó que Jesús tuvo hambre. Así que, al ver una higuera a lo lejos, caminó hacia ella en busca de higos para poder saciar su apetito. Tenía hambre, porque es parte de la naturaleza del hombre, así como la sed, el cansancio y la necesidad de dormir. Jesús no fue exento de estas características, que manifiestan en todo su esplendor y que Jesús era plenamente hombre, como también era plenamente Dios.

Se cansó (Jn 4:6), Tuvo hambre (Mt 4:2;21:18), le dio sueño (Mt 8:24) y también se enojó (Jn 2:13-15). Cada aspecto de su humanidad fue descrita a través de los evangelios. Inclusive, fue tentado “en todo según nuestra semejanza”, pero como Hebreos 4:15 lo afirma, “sin pecado.” Además, en la crucifixión su cuerpo fue sometido al dolor intenso, cual nunca antes lo había experimentado. Todo para salvar a la humanidad.

Para meditar: La tendencia humana es creer que Jesús no se compadece de nuestras necesidades. A veces pensamos que él nunca padeció dolor o afrenta porque Él era el hijo de Dios, pero no es así. Precisamente se hizo hombre para sentir y reconocer lo que en su divinidad no padecería. Decidió dejar su trono de gloria para sentir y compadecerse de nosotros experimentando las mismas aflicciones de todo ser humano. El conoce todas nuestras necesidades. En él hay poder y finalmente las satisfará. “Mi Dios, pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Fil 4: 19)