Marcos aclaró que no era temporada de higos. Sin embargo, Jesús se encaminó hacia la higuera y buscó algo de ella. Pero al no encontrar fruto, “sino hojas”, el Señor la maldijo. Curiosamente, es uno de los milagros más extraños en los evangelios, sin embargo no fue el único. Por ejemplo: Sacó un “estatero” de la boca de un pez (moneda antigua utilizada por los griegos). Convirtió el agua en vino (Jn 2:1-10) y también caminó sobre el agua cuando sus discípulos se dirigían a Genesaret (Mt 14:22-29). Mas en esta ocasión, maldijo la higuera, la cual como se cree, representa a Israel, que no daba frutos de arrepentimiento a pesar de haber tenido la visitación de su salvador.
Para meditar: Dios desea ver frutos abundantes en nuestra vida. Desde los cielos observa cada uno de nuestros actos e intenciones que salen del corazón y Él espera de nosotros una fe inquebrantable en Jesús. Jerusalén e Israel aun no disfrutan de una vida bendecida en Cristo. La pregunta es: ¿Hallará Jesús frutos apacibles en nuestra vida?