Crucifixión y muerte de Jesús, 15:21-23 (Mt 27:32-56; Lc 23:26-49; Jn 19:17-30) 

Mr 15:21-23 “Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz. 22 Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera. 23 Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó.

De acuerdo con lo descrito por Juan (Jn 19:17), Jesús cargó la cruz por lo menos hasta que en el camino encontraron a un hombre llamado Simón y lo “obligaron” a cargar su cruz (Mr 15:21). Lucas dice que los romanos le pusieron la cruz encima y luego caminó detrás de Jesús (Lc 23:26). Solamente el relato bíblico nos da la identidad de Simón, nativo de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo; además Marcos explica que venía del campo. Algunos comentaristas señalan que era un judío típico y hombre peregrino que visitaba Jerusalén para la pascua.

Y obligaron. Algunos señalan que Simón fue obligado a llevar la cruz del Señor porque los soldados romanos tenían la autoridad para hacer que un judío transportara las cargas de otros. Fue un momento difícil para Simón, si solo visitaba la ciudad para las fiestas de la Pascua nunca se imaginó que su nombre quedaría registrado y que también el de sus hijos, Alejandro y Rufo, lo cual revela que llegaron a ser conocidos por Marcos y la comunidad cristiana que se formó.

Para meditar: Cuántos personajes con los que Jesús tuvo contacto, ya sea que los sanó o les dirigió algunas palabras, quedaron anónimos. Nos hubiera gustado saber el nombre de la suegra de Pedro, del leproso, del paralítico que fue cargado por sus amigos, de la mujer samaritana, de la mujer elogiada por su fe y de cuántos otros más. Sin embargo, si quedó registrado Simón de Cirene, el que venía del campo, y que le ayudó a Jesús cargando la cruz. Cuántas “grandes acciones nuestras” nunca se mencionan y nadie nos da crédito. Nuestro nombre no ha quedado registrado en las crónicas de la iglesia o en el reporte de ofrendas especiales, pero sí nuestras acciones, que por seguro bendecirán a nuestros hijos. Regocígese en ser como la samaritana, que hizo “que salieran de la ciudad y vinieran a él” (Juan 4:30).

Tres de los evangelios describen que el recorrido de Jesús tuvo su punto final en un lugar llamado “Gólgota” que significa “Lugar de la Calavera”. Lucas agrega que “una gran multitud del pueblo le seguía (Lc 23:27) además de un grupo de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.“Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó”. Un estupefaciente que acostumbraban dar a los condenados a muerte para aliviar el dolor causado por la flagelación. Sin embargo, Jesús no la bebió, sino que prefirió soportar todo el peso de la agonía, para ser el perfecto redentor.

4 Craing S. Keener, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia Nuevo Testamento, Editorial Mundo Hispano, Pág. 176.