Jesús sana a un leproso, Mr 1:40-45
(Mt 8:1-4; Lc 5:12-16) 

Mr 1:44 “Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, (era tanta su alegría, no lo culpemos) sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes”. 

Comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho. ¿No hacen así hoy en día aquellos que son cambiados radicalmente de una vida pecaminosa, conocida por todos, o sanados de una seria enfermedad? Imaginemos la alegría que sentiría cada uno de esos 3 millones que hoy viven discapacitados permanentemente. Cada uno deberíamos declarar: ¡Venid y ved que el Señor es bueno! ¡Grandes cosas Cristo ha hecho para mí!

Jesús… se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes. El Maestro cambió la sinagoga por una explanada. ¡Bendito problema! Muy parecido al que experimentan los pastores cuando la gente ya no cabe en los templos. !Tienen que ensanchar el sitio de sus cabañas!