Jesús sana a un paralítico, Mr 2:1-12
(Mt 9.1-8; Lc 5.17-26) 

Mr 2:4 “Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud”. 

Más de una ocasión la multitud de personas que rodeaban a Jesús se convirtió en el gran obstáculo de quienes desesperadamente necesitaban acercarse a él. Pero los que lograron a través de su fe llegar hasta Jesús, recibieron su milagro.

“Descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico”.

Las casas, generalmente construidas de ladrillo, con muros gruesos y ventanas pequeñas, tenían un techo plano hecho de vigas de madera cubiertas de caña de bambú con una capa de greda (especie de arcilla arenosa) para resistir la lluvia; muchas veces había una escalera exterior que conducía a la azotea o el terrado. Probablemente también esta casa contaba con esa escalera que pudo facilitarles la hazaña a estos cuatro amigos.

Para meditar: Descubrir el techo de esta casa fue una manera muy peculiar de llegar a Jesús; pero nadie, ni el propietario se atrevió a detenerlos. La presencia de Jesús y lo que la fe de ellos estaba a punto de alcanzar permitió que no importara el daño a la vivienda ni el costo de la reparación, ¡las almas cuestan!, ¿estaremos dispuestos a invertir en la obra de Dios?