Esta hermosa parábola solo se encuentra en Marcos y tiene como propósito enseñar el proceso del crecimiento de la palabra de Dios sembrada en el corazón del hombre. Jesús asemejaba el reino de Dios con el agricultor que no sabía cómo ocurría el proceso de la semilla que cubrió bajo tierra a una planta que da fruto, nada podía hacer para que creciera y llevara mucho fruto, sólo esperar los tiempos.
Este maravilloso proceso de nacer, crecer y llevar fruto lo ha establecido Dios. La parábola nos hace meditar que la salvación no es algo que hayamos ganado, sino el resultado de la obra sobrenatural de Dios en nosotros, realizada por del Espíritu Santo a través de su Palabra. No se puede forzar el crecimiento con nuestros propios medios. No con las técnicas del mundo: psicología, negocios, política o entretenimiento. Jonás no predicó un mensaje amistoso y popular, Juan el Bautista predicó con poder y autoridad el arrepentimiento con vestimentas por demás sencillas.