Parábola del sembrador, Mr 4:1-20 (Mt 13.1-23; Lc 8.4-15) 

Mr 4:3-7 “Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto”. 

Ahora Jesús los exhorta a que pongan mucha atención a lo que estará enseñando. El sembrador representa a los predicadores de la palabra de Dios. En esos tiempos no había máquinas como las que hay, hoy en día, máquinas que hacen el trabajo rápido y fácil. En tiempos pasados la semilla se dejaba caer en la tierra grano por grano, lo cual es muy ilustrativo de la siembra espiritual. Aquí el mensaje va a circunscribirse al resultado en los cuatro diferentes tipos de tierra. 

Mientras sembraba el sembrador, una parte de la semilla cayó junto al camino y vinieron las aves del cielo y la comieron. Esta tierra puede representar a las personas de mente cerrada, o a los oyentes que ya han escuchado doctrinas erróneas y consideran al evangelio de Jesucristo una más, o tal vez a personas cuya mente está demasiado ocupada en los asuntos de este mundo y luego vienen “las aves del cielo” y la comen. Con facilidad Satanás arrebata la semilla.  

La otra semilla cayó en pedregales, y lo mismo sucedió, no hubo ningún beneficio dado que no había mucha tierra. Los oyentes entendieron rápidamente esto al vivir en Palestina en donde se encuentra generalmente una ligera capa de tierra sobre las piedras. Cuando el sol sale, con su calor la quema pues no alcanzó a profundizar en la tierra y la planta se seca. Esta tierra simboliza a los oyentes, que reciben con gozo el Evangelio, pero cuando llegan las pruebas y dificultades, vuelven al mundo, es decir a las mismas prácticas de donde habían salido, dado que la vitalidad de la semilla no logró profundizar y formar una nueva planta.

Otra semilla cayó entre espinos, lo cual indica que sí había suficiente tierra fértil, pues la tierra pudo producir trigo y espinos. Por causa de los espinos la planta no pudo crecer; estos prevalecieron, fueron más fuertes que la planta productiva y la ahogaron. Esta tierra representa al creyente mundano que quiso ser espiritual, pero se ocupó más de lo material y no dedicó suficiente tiempo a consagrarse a Dios. Aún si le hubiera dado oportunidad al Señor, las espinas podrían haber sido arrancadas con su poder.