La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús, Mr 5:21-43 (Mt 9.18-26; Lc 8.40-56) 

Mr 5:22 “Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies”.

¡Qué grandes contrastes hay en la vida! Mientras que unos le rechazan, otros le esperan impacientes para oirlo y verle de cerca. Entre aquella multitud se encontraba Jairo, uno de los principales de la sinagoga. Originalmente la palabra sinagoga significaba “asamblea” o “congregación”. ¿Qué cualidades debía tener uno de los principales de la sinagoga? Un hombre respetable, conocedor de la ley de Moisés, y preocupado por el servicio espiritual, de ahí que ellos fueran los gobernantes de los judios.

Cuando Jairo vino ante los pies de Jesús, estaba reconociendo quién era aquel hombre tan singular. Es difícil imaginar lo complicado que fue para Jairo pedirle ayuda a Jesús, pero hizo a un lado el qué diran de toda la multitud pues estaba muy necesitado.