La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús, Mr 5:21-43 (Mt 9.18-26; Lc 8.40-56) 

Mr 5:27-28 “Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva”.

La fe de la mujer se activó al oír lo que Jesús había hecho en otras personas que acudían ante su presencia. Ella estaba plenamente convencida de que Jesús podía sanarla de aquel terrible azote que padecía. Al llegar al lugar de su encuentro con el maestro de Galilea grande fue su sorpresa al ver la enorme multitud que seguía a Jesús de cerca. Seguro no iba a ser tan fácil acercarse ante él, pero se abrió paso entre los obstáculos que se interponían para llegar a la meta que se había propuesto. La gran humildad de esta mujer es digna de imitar; ella no deseaba abrazar a un personaje famoso, ni mucho menos pretendía ser parte de una multitud pasiva que seguía siendo la misma sin experimentar un cambio sustancial. Logró esto con el simple hecho de tocar el manto de Jesús.

Para meditar: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Ro 10:17), el sentido que necesitamos para desarrollar una fe activa es tener un oído que pueda percibir con claridad en quién debemos depositar la fe. Esa fe se fortalece cuando escuchamos o cuando leemos la Palabra de Dios.

Es admirable la declaración que había hecho la mujer con respecto de sí misma y de Jesús. Un acto de fe que la llevó a aferrarse al nombre bendito del Señor y hacer suyas las promesas de Dios para su vida personal. Creyó firmemente que si tocaba cualquier parte del manto de Jesús recibiría su milagro.

Textos controversiales: ¿Basta tan sólo con hacer una declaración positiva de fe para obtener una bendición o milagro de parte de Dios, o se necesita también que la persona actúe para alcanzar la bendición?, ¿Requiere Dios de nuestra parte algo más que sólo creer para obrar a nuestro favor? El relato de esta mujer nos muestra que así es, que a Dios recompensa una fe no sólo de palabras, sino también de hechos.
Recordemos que si la definición bíblica de la fe “(…) la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Heb 11:1). Es una realidad en nuestras vidas, se verá reflejado en acciones concretas que den testimonio de esta confianza.