La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús, Mr 5:21-43 (Mt 9.18-26; Lc 8.40-56) 

Mr 5:38 “Y vino a la casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho”.

Acompañó a Jairo hasta su casa y observó con detenimiento el duelo que se llevaba allí por causa de aquella tragedia. La tristeza de aquel momento no pudo perturbar a Jesús en ningún instante, sabía muy bien lo que ocurría, pero también que su presencia marcaría la diferencia.