Jesús en Nazaret, Mr 6:1-6 (Mt 13:53-58; Lc 4:16-30) 

Mr 6:5-6 ”Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. 6 Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando”. 

Jesús se encontraba en gira de trabajo, y llegó al lugar donde se crió. Las multitudes han seguido y asediado al Maestro hasta ahora. En Nazaret, sus paisanos lo rechazaron sin importar la autoridad demostrada, ya en su mensaje, ya en sus obras portentosas. Probablemente el repudio se debió a la familiaridad, pues al parecer cuestionaron su linaje, la gente no le llamó hijo de José, lo natural en aquella sociedad, le llama hijo de María, como si su nacimiento hubiera sido la consecuencia de una relación ilícita por parte de su madre, o como muchos piensan, José, su padre de crianza había fallecido ya unos años antes. Sus conciudadanos no le reconocieron credenciales académicas, o ancestros distinguidos. Este joven, apenas entrando a la tercera década de su existencia, se había criado entre ellos- quizá jugó con sus hijos en su infancia, probablemente había manufacturado puertas, mesas, yugos, y otros utensilios, para su auditorio. Pudieron más los prejuicios y la incredulidad que la sabiduría y los milagros atribuidos al hijo de María.

El rechazo hacia los hijos del reino es una posibilidad muy real. El ser humano, las masas, son propensas a ser influenciados por las apariencias. Sin embargo, un rechazo hoy, no significa un rechazo mañana. María, Jacobo, y Judas, creyeron en Jesús posteriormente. El testimonio no siempre tiene un efecto instantáneo. La gente no pudo ver a través de la apariencia humilde del Carpintero de Nazaret, de momento no entendieron cómo Dios había entrado en el espacio-tiempo, en la historia-geografía, para encarnarse en un hombre.

Marcos nos invita a ponderar las palabras y obras del Nazareno, a penetrar el velo de su apariencia humilde y reconocer en él al Hijo de Dios ¡Con razón Pablo exaltae las riquezas de la sabiduría de Dios, y lo inescrutable de sus caminos! (Ro 11:33-36). Las verdades divinas no las procesa fácilmente la lógica humana. El creyente sólo testifica acerca de Jesús, el Hijo de Dios, y ora que el Espíritu Santo convenza de tomar la decisión correcta, al oyente.

Nota doctrinal: Algunos afirman que los “hermanos de Jesús” mencionados en el texto, eran en realidad sus primos. Así se pretende apuntalar la idea de la perpetua virginidad de María. En realidad, el matrimonio y la maternidad en nada demeritan la piedad de la madre de Jesús. Dios instituyó el matrimonio. El libro de Cantares es una celebración del amor conyugal integral, y sirve como un tipo del amor de Dios hacia su pueblo. La nota de Lucas 2:7,: “Y dio a luz a su hijo primogénito…”, nos indica que María habría tenido más hijos.