Jesús deja ver su corazón en una exclamación profunda que indica el dolor intenso o disgusto en lo profundo de su ser. La respuesta a la demanda es un rotundo no.
Nota doctrinal: La persona del Hijo de Dios revela su corazón tal como es; y así como es capaz de mostrar una gran compasión, también puede gemir con sincero pesar ante la actitud negativa y las malas intenciones de los que se acercan a él.