La actitud negativa de los fariseos y según Mateo 16:1, también de los saduceos, provocó que fueran dejados sin respuesta, y no solamente eso, sino que provocaron que aquel sitio fuera abandonado por Jesús, incluyendo a toda aquella gente que estaba en el lugar; perdiendo así, la oportunidad de ser bendecidos por la presencia del maestro. La intención de estos grupos era desprestigiar al Hijo de Dios porque abiertamente dudaban sobre quien Jesús decía ser, y buscaban un error para acusarlo. Jesús y sus discípulos regresaron a la barca que apenas habían dejado, para partir al otro extremo del mar de Galilea.
Para meditar: La mala actitud de nuestra parte puede provocar que Dios nos dé la espalda y sus bendiciones se aparten de nuestra vida. Debemos cuidar nuestra conducta e intenciones ante Dios y dejar que la obra del Espíritu Santo nos mantenga sensibles y dispuestos en nuestro corazón, para no ser alejados de los beneficios de su poderosa presencia.