Ante la situación Jesús tuvo que actuar apresuradamente, ya que para la multitud lo que estaba aconteciendo era inusual, y al oír los gritos corrieron agolpándose estrepitosamente para estar presentes en la liberación del muchacho. Jesús expulsa al espíritu inmundo que provocaba al muchacho la sordera y mudez, para mostrar la vida que Dios da en contraste con la muerte corporal que Satanás estaba infligiendo al muchacho