La escena pasa del lugar público a la privacidad de una casa, los discípulos se sienten en una situación bochornosa por su ineptitud, más que por haber confiado en sí mismos por haber ya liberado a otros de demonios. Jesús afirma que para ser victoriosos en estas situaciones debe existir una vida de constante y disciplinada dependencia de Dios y no de logros; como Jesús en Getsemaní quien pidió al Padre que pasara ese trago amargo de la cruz, pero que finalmente fuera hecha la voluntad del Padre y no la suya (14:36), lo cual es el modelo perfecto del discípulo.