Mateo 12:33-37 - "O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado."

Jesús explica que el centro del mal está en su corazón, lo explica mediante dos analogías: la de árboles frutales y la de tesoros. Les advierte que la naturaleza verdadera del rechazo es un corazón lleno de maldad. En la primera analogía Jesús lanza una reprimenda muy fuerte porque señala que la calidad de un árbol está determinada por el tipo de fruto; si el fruto es bueno no puede provenir de un mal árbol, de la misma forma que el buen milagro no puede provenir de un mal hombre. El lenguaje es evidencia de lo que está lleno el corazón, un hombre bueno habla cosas buenas. Pero los fariseos ante los milagros buenos sacaban de su corazón conclusiones malas.

La segunda analogía refuerza el mismo principio, mientras que el primero señala la naturaleza del rechazo, el segundo señala el valor con el que sopesan lo costoso o barato de lo que Jesús hizo por un hombre endemoniado. Esta valoración no proviene de la ignorancia, ni de la falta de evidencias, sino de un corazón que ha decidido no creer, ni valorar al Mesías. La advertencia termina con un severo señalamiento que se refiere al día de la evaluación final donde las palabras ociosas determinarán el grado de condenación y las palabras de sabiduría que valoran la vida y obra del Mesías serán lo que Dios use para justificar al que por fe expresó lo que su corazón atesoraba. Nótese el cambio del plural al singular en el último versículo, Jesús cambia su enfoque de la multitud al individuo, diciendo que por sus palabras será justificado cada ser humano en particular.

Para Meditar: Una confesión no es una fórmula mágica que salvará al creyente, existe una mala interpretación del poder de las palabras, se le denomina confesión positiva. Muchos consideran que las declaraciones por si solas son las que salvan a las personas, pero estos versículos clarifican que las palabras que realmente justifican o condenan son las que provienen de un corazón en sintonía con lo que se diga. Una persona puede hablar bien sin que su corazón sea una fuente limpia y renovada. La fuente de donde proviene el agua es mucho más relevante que la misma corriente del agua. Las palabras son importantes porque revelan la fuente del corazón, valorar las buenas obras de Dios es evidencia de un buen corazón. ¿Cómo valora usted las obras de Dios a su favor?