Podemos clasificar las 7 parábolas del reino de la siguiente forma:
1. La del sembrador (La oportunidad de formar parte del reino);
2. La del trigo y la cizaña, y la parábola de la red (El carácter mezclado de los miembros del reino);
3. La del grano de mostaza y la parábola de la levadura (El crecimiento constante y sobrenatural del reino);
4. La del tesoro escondido y la parábola de la perla de gran precio (El valor incomparable del Reino);
La parábola del sembrador sirvió a modo de introducción, pues las tres parábolas siguientes definen también las características del reino. En las primeras tres, como hemos citado anteriormente, se descubre cierta actividad satánica mientras que en las otras no se advierte acechanza del enemigo. El principio revelado tiene que ver con la ineficacia de las huestes de maldad para impedir el crecimiento sobrenatural del evangelio. Por más estrategias y oposición satánica que se produzca, la belleza del evangelio y su valor incomparable no pueden ser menoscabados.