La perla de gran precio
Mateo 13:45-46 “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”.

El valor del reino tiene dos variantes:

1. El valor otorgado por sus integrantes, que se traduce en disposición al sacrificio para conservarlo.
2. El valor otorgado por su Rey, es decir, por amor a su nombre lo entrega todo.

Frecuentemente estas parábolas, la del tesoro escondido y la perla de gran precio, son interpretadas como el sacrificio humano para la obtención del reino, aunque cabe mencionar, que no es en un sentido de amargura, si no más bien, con la alegría implícita de obtener lo más preciado.

Así también, dichas parábolas podrían tener otro significado, en el que Jesús es el comprador que lo entregó todo y que “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:7, 8).