La institución del matrimonio nunca ha caducado. Jesús mismo la respaldó (Mt 19:8) y aclaró que sólo por causa de fornicación se podía expedir carta de desprecio (Mt 19:9). De hecho, la idea de divorcio fue concedida por Moisés a casusa de la “dureza de corazón” de los hombres, pero nunca fue idea de Dios.
Nota importante. En el contexto histórico de este pasaje, los líderes religiosos estaban concediendo divorcios por diferentes causas a las establecida por Moisés. Por tal razón, Jesús interviene para aclarar la gravedad de la ligereza con la que se estaba gestionando el asunto del divorcio.