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Jesús, el buen pastor, Jn 10:7-21  

Jn 10:11-15 “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas”

Nuevamente la declaración “Yo soy” haciendo un deslinde de todos los demás que algún tiempo pudieron ostentar engañosamente ese título.

El Señor Jesús quiere dejar bien claro cuál es su carácter cuando menciona buen pastor, este adjetivo es una cualidad del sujeto, y se puede entender como noble, agradable y bondadoso, en contraste con el que vino a matar y destruir.

Una vez que ha descrito su naturaleza de bondad pasa a describir el alcance del compromiso que tenía con el rebaño, al grado de dar su vida por ellas, y este hecho Juan lo mencionó en diferentes pasajes (Jn 10:11, 15, 17; 13:37, 38; 15:13; 1 Jn 3:16).

Ponerse en lugar de las ovejas fue la obra redentora que Jesús haría, dando su vida física en rescate por muchos, venciendo al ladrón y salteador para dar vida y vida en abundancia, abonando esto a la doctrina de la muerte sustitutiva de Cristo por la humanidad.

En contraste con lo anterior, el asalariado cuida a las ovejas por una ganancia, un pago, este término se traduce como jornalero, ya que las ovejas no son de su propiedad por lo tanto, en todo momento buscará su propio bien, sin exponerse demasiado porque la compasión por el rebaño indefenso está fuera de su práctica.

La relación íntima entre Cristo y sus ovejas y éstas con Él, es lo que permite que se conozcan profundamente, el Señor siempre hizo y luego enseñó, de igual forma hablaba de este tema, porque su relación así era con el padre.