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El complot para matar a Jesús, Jn 11:45-57 (Mt 26.1-5; Mr 14.1-2; Lc 22.1-2)  

Jn 11:53-57 " Así que, desde aquel día acordaron matarle. Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.”

Semanas después el apóstol Pedro les confrontaría con esta amenaza cumplida en el libro de los Hechos 3:15: “y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos”. Qué responsabilidad tienen los líderes cuando de perseguir alguien se trata. Ciertamente ellos tiene el poder de decisión y de acción, pero se tiene que tener cuidado que no se excedan.

La verdad es que la conspiración estaba en marcha: “…desde aquel día acordaron matarle” y Jesús ya no se dejaba ver mucho entre el pueblo, la razón no era por temor o falta de confianza en la protección de Dios, sino que los tiempos proféticos estaban bien marcados. Era necesario que el tipo y el antitipo se encontraran en la fiesta de la pascua, era importante que cada una de las profecías se fueran cumpliendo en tiempo y forma

Es importante hacer notar que los poderosos no siempre tienen la razón, en este caso existe un contrasentido: por un lado la jurisdicción más alta de gobierno de los judíos conspira y acuerda el asesinato de Jesús y por la otra, el pueblo de a pie, el vulgo, le busca con ansia no solo para verle, sino para ser ministrado por él. La ministración final en la cruz del calvario estaba a punto de concretarse.