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Jesús, el camino al padre, Jn 14:1-14  

Jn 14:2-3 "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fiera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, par que donde yo estoy, vosotros también estéis””

Ante la serie de noticias desagradables, como su inminente partida, un traidor que le entregará, la negación de Pedro y la muerte del maestro, Jesús expresó la esperanza más gloriosa que todo seguidor de Cristo debe tener y creer. El tono de la plática cambió para calmar el afligido corazón de sus seguidores.

En la casa de mi Padre muchas moradas hay. Aquí hay una doble revelación manifestada a los discípulos, la primera es la confirmación de que el Padre celestial es Padre directo de Jesús, el Hijo procede del Padre. La segunda revelación es que existen muchas moradas; es decir, es un lugar espacioso donde caben todos sin problema alguno.

La veracidad de Jesús está relacionada con sus palabras, Si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. En su naturaleza divina como Hijo de Dios y Dios mismo se sostiene la confianza del discípulo. Jesús no miente ni se arrepiente (Nm 23:19), sus palabras son verdad.

Es necesaria la obra divina de Jesús para que esta promesa se vuelva una realidad en la vida del creyente, ¿cómo asegurar un lugar en la eternidad? ¿qué se debe hacer para estar en los lugares celestiales con Dios? Jacobo y Juan habían presentado una petición así, estar con Jesús, pero no se les dio la respuesta que esperaban (Mr 10:35-40). Sin embargo, ahora si se promete un lugar con Él, su partida es necesaria para que se pueda tener un lugar preparado y exclusivo, Jesús declaró voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

Jesús explica la secuencia de eventos futuros de la siguiente manera: “Si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré… para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. El Señor se va a preparar un lugar para todos los suyos, luego regresará una vez más, pero el énfasis se encuentra en el hecho de que seremos tomados por Jesús mismo y estaremos con él por la eternidad.