En estos versículos se repite seis veces la palabra “mundo”. El mundo no se refiere al mundo físico, sino a aquellos que aborrecieron a Jesucristo, los propios miembros de su pueblo (Jn 1:11). Aquel sistema de vida que practica la vida pecaminosa, el egoísmo, la autosuficiencia, y los deseos carnales. “Esos que se envanecieron en sus razonamientos y sus necios corazones fueron entenebrecidos” (Ro 1:21-23). Jesucristo comprobó con tristeza en varias ocasiones este rechazo (Jn 7:7; 15:24; 17:14). El Señor advierte a sus discípulos que si el mundo le aborrecía también los odiaría a ellos.
Esta actitud del mundo es natural, en el sentido de que el mundo ama a los suyos. Los discípulos eran antes del mundo, pero fueron elegidos por Cristo y ya no pertenecen a esa forma de vida.