El pretorio era el cuartel general del gobernador militar romano. Los judíos no quisieron entrar allí “para no contaminarse”, pues el contacto con la morada de un gentil los haría ceremonialmente impuros para comer la pascua. Su proceder es irónico, ya que en su corazón estaban gravemente contaminados dando muerte al “Cordero de Dios”. Pretendían ser puros con ritos, y asesinaban injustamente a un inocente.