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JUAN CAPÍTULO 20  

La resurrección, Jn 20:1-10.

Jn 20:1-2 “El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto ".

La narrativa del apóstol Juan se distingue por los detalles relacionados con su testimonio, en donde se percibe un tono más personal cuando relata los acontecimientos.

No nos describe lo sucedido en la escena del sepulcro con los guardias ni con las demás mujeres, pero se ocupa de contar cómo fue que supo la noticia. Al parecer, María Magdalena, al temer el robo del cuerpo del Maestro, corrió a buscar a los discípulos y encontró a Pedro y a Juan. ¿Cuánto dolor debió haber experimentado? Primero lo habían matado y ahora robado su cuerpo, ¿Es que no se detendría tanta tristeza?

Nota al texto: La expresión siendo aún oscuro no parece concordar con Marcos 16:2 que indica que ya había luz. Es probable que Juan se refiera a la hora cuando salieron de casa, rumbo al sepulcro y Marcos a la llegada al mismo. De la misma manera Juan menciona únicamente a María Magdalena, pero los demás evangelistas mencionan a otras mujeres (Mt 28:1; Lc 1:10; Mr 16:1). Juan destaca la presencia de Magdalena por causa de ser la primera en darles la noticia y en ver al maestro. La expresión de María no sabemos indica que sí estaban presentes más personas que Juan omite mencionar, concentrándose en una parte de la historia como acostumbra en todo el evangelio.

Para Meditar: El amor que le profesaban a Jesús era tal que no importaba la hora ni las circunstancias; las mujeres estaban dispuestas a llegar lo más temprano posible al sepulcro para presentar sus respetos y terminar de preparar el cuerpo de Jesús. Más allá de la hermosa tradición que todavía se conserva en estos días de realizar un culto a las cinco de la mañana el domingo de resurrección, el hecho que debe sensibilizar al corazón es preguntarse si hay en cada uno la misma disposición de ir al encuentro de Jesús y rendirle adoración con el mismo corazón que María Magdalena y las demás mujeres.