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Jesús se aparece a María Magdalena, Jn 20:11-18.

Jn 20:14-15 “Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré".

En su dolor y la charla con los ángeles, algo la interrumpió, tal vez la mirada de los ángeles se desvió para ver atrás de ella, lo que la hizo voltear por curiosidad, o simple inercia si es que sintió que alguien se acercaba por su espalda. No cabe duda de que el dolor puede ofuscar a una persona de maneras insospechadas. Ahora es Jesús mismo quien se dirige a ella, pero está tan hundida en su dolor que no puede percibirlo.

Sus lágrimas y dolor le impedían ver con claridad a quien estaba a su espalda, pero supone que es el jardinero que cuida el huerto de José de Arimatea. Así, María pensó que tal vez el miembro del Sanedrín había sido motivado a hacer temporal la presencia del cuerpo de Jesús en su sepulcro y por eso lo mandó a sacar sin avisar a sus discípulos. Claro, también pudieron ser los enemigos de Jesús, como quiera, quién mejor que el jardinero para saber qué había ocurrido.

Para Meditar: Cuántas veces ha pasado algo similar. Dios muestra con pruebas que él está ahí para sus hijos; envía ángeles, hermanos, amigos que animen y sostengan a su discípulo, y él mismo a través de su Espíritu habla para fortalecerlo, pero el creyente no es capaz de percibirlo por estar tan concentrado en su dolor.

Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? El mismo suave reproche, pero ahora de parte del Maestro quien le hace una pregunta que la debió hacer reaccionar: ¿A quién? Ella iba al sepulcro a ver el cuerpo de Jesús (Lc 24:3), se quejó al no encontrarlo (Jn 20:2) y su respuesta a los ángeles y este supuesto hortelano es con relación al cuerpo del Maestro (Jn 20:13,15). Estaba buscando una cosa, un qué, pero no debería haber buscado un qué si no un quién. Buscaba el cuerpo de Jesús, algo inerte, pero debía buscarlo vivo como se encuentra ahora por la promesa hecha anteriormente (Mr 10:34).