Se inicia una conversación un tanto inusual entre Jesucristo y la mujer samaritana. Una conversación teológica, que va a dejar muchas lecciones. Ella tenía sed tanto física, como espiritual. Primero el Señor le muestra que ella tiene un conocimiento teórico de Dios: “si conocieras el don de Dios y quien es el que te dice…”. El ser humano necesita conocer a Dios y tener un encuentro personal con Él. Segundo, Cristo afirma que ella debe reconocer su necesidad de Dios: “tú le pedirías”. Tercero, Cristo es el dador del agua espiritual que ella necesita.