Se encuentran en estos versículos los pasos como se desarrolla el crecimiento del evangelio.
1. Debe haber alguien que evangelice. Un sembrador dispuesto a trabajar a favor del reino de Dios. Aquel que lleve la semilla y la siembre en corazones que sean buena tierra para que den fruto. Por supuesto, este sembrador debe haber tomado del agua viva, ser lleno del Espíritu Santo de Dios. Cuando se cree en Jesús como dice la Escritura, del interior brotan ríos de agua viva (Jn. 7:38). Estos ríos provocan el deseo de compartir y testificar a otros lo que Dios ha hecho en él. El trabajo será arduo y difícil, pero la recompensa viene de Dios Padre. La samaritana hizo esta labor.
2. El evangelizado debe tener una experiencia personal con Jesucristo. Por el testimonio del que evangeliza se puede conocer algún aspecto de la obra del Señor Jesús. Por lo que es necesaria una intimidad más cercana con él. Job dijo: “Lo que antes sabía de ti era lo que me habían contado, pero ahora mis ojos te han visto, y he llegado a conocerte” (Job 42:5 TLA). Los samaritanos pidieron a Jesús que se quedara con ellos para escuchar sus enseñanzas, aprender de él y conocerle mejor. Nadie puede vivir una experiencia en nombre de otro. Después de venir a Jesucristo se debe pasar tiempo de intimidad con él. Pablo lo hizo así después de tener el encuentro con Jesús, entró en Damasco y de allí fue a Arabia por algunos años (Gá. 1:17) para ser educado en la gracia de nuestro Señor Jesucristo.
3. De evangelizado, se pasa a ser discípulo de Jesucristo. El que creyó en el Mesías, continúa creyendo y se entrega totalmente a hacer su voluntad. Los samaritanos creyeron en Jesús, no solo por la palabra de la mujer, sino por las enseñanzas de Jesús, y por estas palabras encontraron al “ Salvador del mundo, el Mesías”(4:42).
“El Salvador del mundo” es un título que probablemente no lo expresaron así los samaritanos sino fue el mismo escritor del evangelio quien lo describe así. Sin embargo, fue el descubrimiento que tuvieron los samaritanos acerca de Jesús. Éste título se encuentra en éste evangelio y en la primera carta del mismo autor (1 Jn 4:14). Cuando los ángeles anunciaron el nacimiento de Jesucristo así le llamaron: “Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lc 2:11). Pablo, el apóstol, también le da este título en Tito 2:13= “…la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Cristo rescató a la humanidad de la condición en que se encontraba: Muertos en sus delitos y pecados (Ef 2:1), alejados de Dios (Col 1:21-23) y en enemistad con Él (Stg 4:4). Dios ungió a Cristo para llevar a cabo la misión de salvar al mundo (Is 61:1).