Tesoros en el cielo, Lc 12:32-34 (Mt 6:19-21)  

Lc 12:32-34 “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. 33 Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".

Un creyente no debe tener miedo de dar a los pobres, ofrendar y cuidar de huérfanos y viudas, pues el Padre le ha dado ese reino que tanto añora su corazón. Usa el adjetivo para decir lo pequeña que es su grey. De entre tantos hombres sólo unos pocos son hijos de Dios, pero los indica, como a ovejas amadas, que no le tengan miedo al futuro. El Padre, por su propio deseo, les ha dado lugar junto a él.

El dar limosna, aquí no se refiere a dar lo que sobra a un mendigo, más bien, tiene la idea de ayudar de verdad a los que lo necesitan.

Hacer bolsas que no en envejezcan habla algo más que algún recipiente de tela que no se rompa. Bolsa en griego, se refiere a la cartera del dinero, al objeto que se usa para transportar las monedas y valores. Sólo Lucas, en toda la Biblia usa este término en cuatro ocasiones en su evangelio. Una palabra elegante para un viajero griego como lo era Lucas. No hay que esperar la gratitud de los que ayudamos, sino el gozo de obedecer a nuestro Dios.