El joven rico, Lc 18:18-30

Lc 18:21-22“Él le dijo: todo esto he guardado desde mi juventud . Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme".

Sin duda este hombre pensaba que era demasiado fácil hacer lo que Jesús le estaba pidiendo pues desde su juventud guardaba los mandamientos tal y como la ley los dictaba. Era sincero en sus palabras, sin embargo, dentro de su ser no estaba seguro. Mateo agrega la pregunta: ¿qué más me falta? (Mt 19:20).

La respuesta fue más que inesperada: aún te falta una cosa, Marcos, antes de escribir lo que Jesús iba a decir, especifica la mirada y los gestos de amor del maestro, “mirándole le amó” (Mr 10:21), como con un tono suave, no de reproche, sino haciéndole sentir que para ganar la vida eterna hay que cumplir con ciertos requisitos, Mateo lo expresa en la forma establecida: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”(Mt 19:19). Jesús le pide que venda todo lo que tiene, lo reparta y le siga, demostrando así su disposición a perderlo todo por ganar la vida eterna.

Para meditar: Hay que observar que Jesús le dijo: “Vende todo lo que tienes…”, no que lo regalara. Esto puede llevar a considerar la posibilidad de que debía invertir sus recursos y multiplicar sus riquezas. Lo que muchos han hecho a través de los siglos para poder bendecir más ampliamente a los necesitados o a los países que son afligidos por enfermedades endémicas.

Este “hombre principal” Se iba a quedar pobre en la tierra, pero su tesoro estaría en el cielo, “donde ni la polilla y ni el orín corrompen, ni ladrones hurtan” (Mt 6:20). Jesús, que conoce el corazón del hombre, sabía que este hombre amaba más que todo a sus riquezas, las cuales ocupaban el primer lugar en su corazón. Por eso le hizo esta petición que no necesariamente ha hecho a todos las personas con riquezas.

Pablo Hoff menciona que le faltaban 4 cosas “a) El concepto adecuado sobre la persona de Jesús. b) El concepto adecuado de la bondad. c) El concepto del camino de la salvación y d) La devoción suprema a Dios” (HOFF, Pablo, Se hizo hombre. VIDA, Miami, Fl. 1986, pags. 218-219)