Los labradores malvados, Lucas 20:9-18

Lc 20:9-12“Comenzó a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, la arrendó a labradores, y se ausentó por mucho tiempo. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le diesen el fruto de la viña; pero los labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar otro siervo, mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar un tercer siervo; mas ellos también a este echaron fuera, herido".

Esta parábola de los labradores malvados fue dicha delante del pueblo, aunque todavía allí se encontraban presentes los líderes religiosos a quienes realmente se les dirige y aplica. Por lo general, el pueblo se mostraba receptivo a las enseñanzas de Jesús y lo escuchaba con gusto. Todo lo contrario a la actitud de rechazo de sus oponentes quienes buscaban ocasión para sorprenderlo con una palabra y así poder aprehenderlo.

El hombre de la parábola que planta la viña demuestra sumo cuidado al hacerlo. Para ello, toma medidas especiales que garantizarán lograr el fruto esperado. Aunque el evangelio de Lucas solo dice que “plantó una viña” dicha expresión implica otras medidas mencionadas en Mateo (21:33). En este evangelio dice que “la cercó de vallado” que era una especie de pared que servía para protegerla de los animales que merodeaban alrededor. También se señala que “cavó en ella un lagar”, este servía para recolectar el jugo de la uva que producía la viña. Por último, “construyó una torre” la cual servía de vigilancia contra ladrones o posibles incendios que algún enemigo podría provocar.

El dueño de la viña cumplió con la parte que lo correspondía al proveer de todo lo necesario para obtener los frutos deseados. Los labradores simplemente debían cuidar de ella y hacerla producir.

Nota Histórica: En la época de Jesús la costumbre de arrendar viñas era una práctica común. Algunas veces el arrendamiento era dado por un año. Otras veces, de por vida, o aún formaba parte de una herencia. El beneficio que recibían los labradores por su trabajo podía ser de tres maneras: Podían recibir una proporción del producto como pago. También se podía pagar toda la renta (de la viña), o se les daba una parte definida del producto cualquiera haya sido el resultado de la cosecha de uvas. Por Mateo 21:34 y Marcos 12:2 la preposición “de” muestra que lo más probable sea la última opción la que se aplica a los labradores de esta parábola.

Los siervos enviados por el amo son los agentes usados para recibir el fruto esperado y entregarlo a su Señor. Sin embargo, ocurre lo inesperado, pues, los viñadores en lugar de entregar los frutos a los siervos reaccionan de una manera violenta. A uno golpearon, otro fue golpeado y afrentado y el tercero, herido. Si los siervos enviados representan a los profetas y los viñadores a los líderes de Israel, vemos que dicha conducta es claramente evidenciada a lo largo de la historia del Antiguo Testamento donde encontramos a los profetas siendo perseguidos, maltratados y aun asesinados (Jer. 20:1,2; 1 Reyes 18:4; 2 Crón. 24:21,22; Mat. 23:37).