Señales del fin de la edad, Lc 21:5-38

Lc 21:25-28“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca".

Esta sección de la narrativa de Lucas, tiene paralelo en Mateo (24:29-31) y Marcos (13:24-27). Ellos siguen en su relato a Marcos que se escribió primero, desde luego con algunos énfasis especiales de cada uno. Mateo, por ejemplo, menciona el lamento de las tribus de la tierra ante la llegada del Hijo del Hombre y el llamado angelical con voz de trompeta. Lucas, por su parte, omite la referencia a la reunión de los santos (Mateo 24:31; Marcos 13:27) de aquel gran día; pero menciona palabras de exhortación para la espera de redención.

Los eventos portentosos que ocurrirán previos a la venida del Hijo del hombre a la tierra ya han sido también anunciados por los profetas del Antiguo Testamento en pasajes como Is. 13:9,10; Ez. 32:7; Joel 2:31; 3:15; Amós 8:9. Como señala el evangelio de Mateo, la venida de Cristo con poder y gran gloria ocurrirá “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días” refiriéndose al período final de la Gran tribulación de siete años.

Las convulsiones en los cuerpos celestes, “el sol, la luna y las estrellas” serán las señales inmediatas que precederán la venida del Señor y producirán sus efectos poderosos en los mares, que a su vez, causarán mucha angustia y temor en los moradores de la tierra. “El bramido del mar y de las olas” tiene sus antecedentes en el libro del profeta Isaías (17:12) y en la profecía bíblica, el mar es símbolo de confusión, caos y fuente de temor. Esta será la revelación final del Hijo de Dios a la humanidad y estará acompañada de grandes portentos y fenómenos, en el orden natural y el mundo espiritual.

La expresión “las potencias de los cielos serán conmovidas” puede traducirse también como “los cuerpos celestiales serán conmovidos” refiriéndose a los astros antes mencionados. Las Escrituras enseñan repetidamente que en el tiempo del fin ocurrirán grandes cambios cósmicos (2 Pedro 3:10) hablando literalmente y sucederán cuando Dios lleve la historia de la humanidad a su fin con la venida del Hijo del hombre. Esto no significa que desaparecerá el universo actual sino que Dios lo transformará en uno nuevo.
El clímax de la actual dispensación o era que nos ha tocado vivir llegará a su fin con el retorno del “Hijo del Hombre” a este mundo con “poder y gran gloria.” El Señor mismo describe su venida gloriosa de acuerdo a las Escrituras del Antiguo Testamento. Jesús está haciendo referencia a la descripción que el profeta Daniel en el 7:13 aparece la primera alusión a este personaje presentado bajo esos términos.

La verdadera naturaleza del Hijo del Hombre ha permanecido oculta bajo el velo de su humanidad por más de dos mil años. En su segunda venida vendrá de una manera diferente a su primera venida porque volverá con toda su gloria y poder, acompañado de sus santos ángeles y todos lo “verán” y conocerán quien es verdaderamente. La expresión “con poder y gran gloria” es otro ejemplo de la figura mencionada anteriormente llamada hendiadis y dicha expresión significa “con grande y glorioso poder.”

Lucas concluye esta sección con las palabras de exhortación y consuelo de Jesús diciendo a sus discípulos que cuando todas estas cosas que él ha revelado comiencen a suceder, deberán levantar sus rostros al cielo porque su redención está cerca.