Señales del fin de la edad, Lc 21:5-38

Lc 21:29-38“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. Y enseñaba de día en el templo; y de noche, saliendo, se estaba en el monte que se llama de los Olivos. Y todo el pueblo venía a él por la mañana, para oírle en el templo.".

A fin de enfatizar la inminente llegada del Hijo del Hombre con todas las señales ya descritas en los versículos anteriores (y los pasajes paralelos de Mateo y Marcos), ahora Jesús enseña una lección a través de la parábola de la higuera y los demás árboles. Mateo declara las palabras de Jesús: “De la higuera aprended la parábola” (24:32), La lección que debían de aprender los discípulos de la higuera (Sólo Lucas añade “y todos los árboles”) por simple observación, es que cuando comienzan a brotar las hojas, saben que el verano está cerca. De la misma manera, les dice Jesús, cuando comiencen a ocurrir todas las cosas que él había señalado, debían reconocer que el tiempo de su venida estaría cerca y el reino de Dios se establecería.

Las enigmáticas palabras de Jesús “De cierto te digo: No pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.” han sido motivo de diferentes opiniones en cuanto al significado de la palabra generación. La palabra griega empleada es “genea” y aparece dieciséis veces en el Nuevo Testamento (Mateo 11:16; 12:39,41,42,45; 16:4; 23:36; 24:34; Marcos 8;12,38; 9:19; 13:30; Lucas 7:31; 9:41; 11:29,30,31,32,50,51; 17:25; 21:32; Hechos 2:40). A esta generación Jesús la llama “incrédula y perversa” (9:41) como características distintivas de ella.

La palabra “generación” en el Nuevo Testamento puede tener dos posibles significados: Se puede referir a un espacio de tiempo o a una clase de personas. Si se toma literalmente en el sentido de espacio de tiempo, entonces podría significar o referirse al tiempo inmediato que siguió a la época en la cual vivió Jesús y culminaría con los hechos ocurridos en el año 70 d.C. Pero no es posible esta interpretación porque el Señor Jesús no retornó por segunda vez en aquel entonces y se habría equivocado en cuanto al tiempo de su venida. Por otro lado, si se refiere al período de tiempo que sigue a los eventos con que inicia el tiempo del fin (los del año 70 d.C.), entonces señalaría que una vez que la secuencia de eventos comience, no se detendrían hasta que todo lo anunciado tenga su cumplimiento. En este caso la palabra “generación”, se refiere a las personas que estén viviendo en el tiempo anterior inmediato a la venida del Señor.

En caso de interpretar la palabra generación como “clase (o raza) de personas” podría referirse con mayor seguridad al pueblo judío. En este caso la idea es que el pueblo judío como nación seguiría existiendo a lo largo de los siglos hasta la consumación de la historia de la humanidad con la llegada del Hijo del Hombre. Si la palabra “generación” tiene un significado de mayor alcance abarcando a todas las personas que vivan (judíos y gentiles) en el tiempo del fin, entonces será esa última generación que verá con seguridad el cumplimiento de las señales del cielo y la inminente venida del Señor. Las últimas dos interpretaciones van más de acuerdo con el contexto de Lucas sobre los eventos del fin de la edad.

La declaración absoluta y soberana del Señor en el versículo 33 es la garantía que él presenta a sus discípulos para producir en ellos la confianza de que todo lo que ha dicho acerca del tiempo de su venida es verdad. El cielo en su forma actual está destinado a pasar según la enseñanza de las Escrituras (Salmos 102:26, Isaías 51:6; 2 Pedro 3:7,10) al igual que la tierra en su condición presente. Dios hará nuevas todas las cosas para la nueva era que continuará con la venida del Señor (Ap. 21:5).

Jesús concluye esta sección escatológica exhortando a sus discípulos a la fidelidad y animándolos a velar y orar guardando sus vidas de todas las frivolidades y afanes. Ellos debían guardar sus “corazones” (es una figura de lenguaje llamada sinécdoque que se refiere a “tomar una parte por el todo”. Corazones da a entender “toda la persona”) de los apetitos y deleites de este mundo y estar siempre preparados para el inminente retorno de su Señor y así ser “tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.” La advertencia del Señor Jesús es válida para nosotros hoy, a quienes nos han alcanzado los fines de los siglos.

Lucas cierra esta sección profética haciendo la observación que Jesús estuvo enseñando en el templo por las mañanas los últimos seis días antes de su crucifixión y que por las noches se retiraba a pernoctar en el Monte de los Olivos (vv. 37,38).