Con anterioridad, el Señor Jesús había dado instrucciones a sus discípulos cuando los envió a predicar (9:2,3), donde les ordena que fueran sin bolsa, sin alforja y sin calzado, sino con los más esencial para cumplir la misión. En aquella ocasión no les faltó nada según la propia confesión de los discípulos. Pero ahora bajo las nueva circunstancias en las que se encontraban, debían de proveerse para sus necesidades más imperiosas, sobre todo porque el Señor Jesús pronto habría de dejarlos.
Este contraste puede implicar que las primeras instrucciones dadas por Jesús fueron declaraciones radicales aplicables sólo a sus discípulos durante su ministerio terrenal. Por otra parte, indica más probablemente, no un contraste a las normas regulares para la misión de la iglesia, sino como una excepción en tiempo de crisis. Las espadas pueden ser simplemente un vívido símbolo de lo que puede servir de ayuda en medio de las crisis de la vida pero no se refiere necesariamente a su uso para enfrentar tales crisis porque va en contra de los principios enseñados por Jesús (Mat. 26:52, Juan 18:36). El mandato de Jesús: “Basta” indica una inmediata corrección al espíritu de rebeldía contra los romanos, que todavía existía en alguno de los discípulos.