Jesús ora en Getsemaní, Lc 22:39-46

Lc 22:39-46“Y saliendo, se fue como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación".

Este episodio de la intensa oración de Jesús la noche anterior a su muerte, se encuentra en los tres evangelios sinópticos aunque con algunas diferencias notables entre nuestro Evangelio y los otros dos. Por ejemplo, Lucas no dice categóricamente que el lugar donde Jesús enfrentó esta lucha espiritual haya sido en Getsemaní sino que menciona el Monte de los Olivos. Pudo haber omitido el nombre “Getsemaní” a fin de dirigir la atención de sus lectores sobre este monte y a la vez evita mencionar lugares desconocidos para sus destinatarios gentiles.

Para meditar: Jesús fue al Monte de los Olivos en estos momentos de crisis “como solía”, es decir, que él no cambió sus buenos hábitos que tenía para evitar al traidor Judas Iscariote quien estaba a punto de llegar con la turba que lo acompañaba. El profeta Daniel tuvo una actitud semejante a la de Jesús cuando a pesar del edicto del rey, él continuó con su costumbre de orar tres veces al día con las ventanas abiertas de su casa como “solía hacer antes”. La lección práctica aprendida de la actitud tanto de Jesús como de Daniel es que el verdadero creyente debe vivir a base de principios y no de acuerdo a las circunstancias que lo rodean.

Lucas pone énfasis en su evangelio sobre el tema de la oración y la tentación. Dos veces en este episodio repite el mandamiento de Jesús “Orad para que no entréis en tentación” (vv. 40,46). Jesús enfrentó estos últimos momentos de lucha espiritual por medio de la oración. Sus conmovedoras palabras “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” revelan su intensa lucha como humano y su deseo por cumplir con los propósitos de Dios para su vida. Como lo había hecho antes, Jesús usa la palabra “copa” (Mt 20:22; Mr 10:38) como una metáfora de su inminente pasión. Más aun, en el Antiguo Testamento la ira de Dios contra el pecado se expresa mediante el uso de la metáfora de la copa o copa de la ira de Dios (Por ej. Salmo 11:6; 75:8; Is. 55:17; Jer. 25:15-17).

La mención de ángeles y la descripción de la agonía de Jesús no son incompatibles con la perspectiva de Lucas. El autor ha mencionado a los ángeles en los pasajes de la Natividad y en otras partes, así que la presencia de ángeles en Getsemaní no ha de verse extraño. Como médico, Lucas describe el sufrimiento físico de Jesús y dice que el sudor de Jesús era como grandes gotas de sangre que caían hasta el suelo dando a entender la intensidad y profusión de su sudor.