El endemoniado gadareno, Lc 8:26-39 (Mt 8:28–34; Mr 5:1–20)  

Lc 8:32-33 “Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. 33 Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó" 

Los cerdos eran animales inmundos para la ley judía y, de igual modo, al demonio aquí en Lucas, se le llama “espíritu inmundo”. Al momento de recibir los demonios el permiso, sin luchar ferozmente ni prestar resistencia como antes, prácticamente huyeron, fueron a los cerdos, quienes no soportaron la opresión demoníaca, enloquecieron y se despeñaron, cayendo al lago se ahogaron, cuestión que los demonios no habían considerado.

Nota doctrinal: Los demonios pueden poseer a un hombre puesto que el ser humano está diseñado para tener alma, cuerpo y espíritu 1 Ts 5:23. Los grilletes y las cadenas muestran el intento humano de controlar el mundo espiritual, pero es ineficaz, sólo el poder que hay en el nombre de Jesús y que se usa propiamente, por un siervo preparado, puede capacitar para enfrentar este tipo de batalla ¡Cuán glorioso es saber que no importa si eran miles de demonios, todos se sujetaron a la orden de Jesús!, nuestro modelo.