Jesús sana a un muchacho endemoniado, Lc 9:37-43 (Mt 17:14-21; Mr 9:14-29)  

Lc 9:40-41 “Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. 41Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo”.  

La Biblia en Lenguaje Sencillo traduce el pasaje de este modo:
“Jesús miró a sus seguidores y les dijo: ¿No pueden hacer nada sin mí? ¿Hasta cuándo voy a tener que soportarlos? Ustedes están confundidos y no confían en Dios. Entonces Jesús le dijo al hombre: -Trae a tu hijo”.

Después de la reprimenda pide al hombre que le ponga enfrente a su hijo. Según el evangelio de Marcos 9:23-24, Jesús se dirige al padre señalándole que “al que cree todo le es posible” el angustiado padre gritó “¡creo; ayuda mi incredulidad!”, en otras palabras: “¡sí creo, ayuda a mi poca fe!”. Después de ello, al saber que podía traer a su hijo seguramente el padre estaba alegre por la esperanza de la sanidad de su hijo; tomó al niño a la fuerza porque el demonio se habrá resistido, quizá tuvo hasta la ayuda de otras personas para arrastrar a su vástago hasta los pies del Señor, pero todo era poco pues la promesa ya estaba en acción.